24 junio, 2009

Los fantasmas de Otto

El Movimiento Libertario se apresta a elegir su candidato presidencial. La cara bonita es desafiada por la cara desconocida en un proceso cerrado donde no ha habido debate, no ha habido intercambio, y, donde la misma cobertura mediática ha sido prácticamente inexistente.

La designación de su candidato parece además tema ya listo pues mientras la Asamblea Nacional no se ha reunido y elegido, el eterno candidato de la derecha se ha enfrascado ya en una campaña política "hacia afuera", a la espera de cazar votos del gran electorado.

Sin embargo, en todo este proceso llama la atención la cantidad de fantasmas que rodean a Otto Guevara y que parecen robarle el sueño...

Primero, un precandidato "inexistente" en la opinión pública pero que reta un liderazgo hasta ahora incuestionado, con la gran diferencia -con respecto a otras fuerzas emergentes como el PAC- de que la institucionalidad partidaria no se ha amoldado a esta situación y continúa actuando como si ya todo estuviera decidido, lo cual ratifica una imagen de partido pequeño y caudillista; imagen nada favorecedora para presentar ante el gran electorado.

Segundo el fantasma de Pepe Figueres. Incompresiblemente Otto Guevara ha decidido empezar su campaña política peleando con un muerto. Lo peor del caso es que decidió precisamente pelearse con un muerto que sigue manejando un enorme poder mediáticco en este país y que seguirá siendo visto como el personaje más importante del siglo XX.

Como estrategia política, olvida Guevara que "no hay novia fea ni muerto malo", y se enfrenta a un cobro de la opinión pública, no se vale hablar del que no puede defenderse. Con esta campaña, parece Guevara tratar de apropiarse del discurso de lucha contra la corrupción, que ha sido elemento fundamental del discurso PAC y que será, nuevamente, tema básico en la campaña, dados los sucesos ocurridos con concesiones mineras, empresarios narcos que acompañan comitivas presidenciales, choferes borrachos de alto rango, o extrañoss incendios y manejos en la CNE en épocas de terremoto.

Sin embargo, aunque ese sea el sentido, generar un debate sobre el personaje histórico se convierte en un sinsentido político y más pareciera un intento desesperado de atraer un electorado antiliberacionista (o antiarista) que ideológicamente no pertenece a la derecha libertaria, y que se corre el riesgo de correrse hacia otro de los fantasmas de Otto: Rafael Ángel Calderón.

Si bien es cierto, hay supuestas diferencias entre las posturas libertarias y socialcristianas, para nadie es un secreto que el ansiado nicho de crecimiento de Ottico saldría del PUSC en el tanto este se mantuviera donde lo dejaron Abel y Toledo. Cualquier signo de recuperación de este partido no hace más que hacer más pesado el techo libertario, con lo que difícilmente será posible de romper en esta campaña.

De entrada, inicia Otto perdiendo contra este fantasma, aún en mitad de un juicio por corrupción, Calderón supera a Guevara en las intenciones de voto.

El último fantasma, imperdonable en estos tiempos, es el de la internet. Pautar un comercial en donde se acusa a Ottón Solís de atacar por la espalda y no ser frontal por utilizar un espacio que para Guevara pareciera el limbo, deja mal ubicado a Otto frente a la comunidad internauta.

No citar la fuente, dándole carácter anónimo a una página que no lo es, se convierte en un pecado capital, una desconsideración, y, nuevamente, una falta de tacto político.

En épocas donde cada vez más la información fluye por internet, dando un mayor protagonismo ciudadano, la actitud de Guevara muestra un profundo desinterés o desconocimiento por la dinámica que está marcando cada vez más la web 2.0, difícilmente puede mostrar una imagen de cambio, el candidato que se aferra a las prácticas tradicionales.

Si algo tiene este inicio de campaña de Otto Guevara es una falta de tino politico y un estilo más cercano a bastonazo de ciego que a una convicción de crecimiento o triunfo.

Indudablemente, en pleno siglo XXI, los fantasmas aún asustan y hacen de las suyas...

14 junio, 2009

Del conservadurismo que pide cambios...

Las últimas dos semanas hemos visto desarrollarse los procesos por los cuales las dos principales fuerzas políticas del país han elegido a sus candidatos presidenciales; y en las próximas, veremos, en procesos internos mucho menos participativos la designación de los candidatos de las siguientes fuerzas en cuanto a representación en la Asamblea Legislativa.

Más allá de los mecanismos de designación, sean abiertos, cerrados, semiabiertos, o de la naturaleza que sea, un punto quedó claro: para el 2010 los partidos han optado por jugar sus cartas más conservadoras.

Llama la atención este aspecto pues
es común escuchar la queja por el "algo debe cambiar", por la necesidad de sentir un cambio en el panorama nacional.

Pareciera incluso contradictorio: los votantes quieren un cambio, pero con la misma oferta que han recibido en las elecciones pasadas (y lo peor del caso, no en la elección anterior, sino en las dos anteriores en algunos casos).
Liberación Nacional se debatió entre un discurso socialdemócrata, de retorno a los principios fundantes del partido, de la inclusión y el gobierno para las grandes mayorías; sin embargo, el
discurso del continuismo neoliberal arista pudo más. Laura Chinchilla, logró movilizar la maquinaria electoral liberacionista, fuertemente influida por la pareja de
hermanitos, y así se alzó con la candidatura. Incluso, cuando trató de poner distancia del gobierno fue cuando peor la ubicaron las encuestas de opinión. Rectificó y ganó.

Acción Ciudadana, cada vez más alejado de su discurso sobre "una nueva forma de hacer política" y más asimilado a la práctica partidaria tradicional, opta nuevamente por la candidatura de su fundador. Si bien es cierto las figuras de Epsy Campbel
l y Román Macaya intentaron disputarle esra designación, el peso de la tradición y el caudillismo pudo más. La estructura partidaria se movió al ritmo de Ottón y de nonagenarios dirigentes. No hubo espacio para la renovación, por más que la figura de Macaya emerge fresca y limpia de la política partidaria.

Ante este panorama, son cuestionables las posiblidades reales de triunfo de un partido que en sus dos participaciones anteriores ha sido más pequeño que su candidato, con la diferencia de que este sufre ahora del desgaste natural de tanto tiempo en esto, del cobro que los sectores liberales del país le hacen de por oposición al TLC, y del que los sectores progresistas le hacen por no oponerse más fuertemente. En esas condiciones ¿qué posibilidades reales tiene de hacer crecer su candidatura?

El Movimiento Libertario parece partido con dueño, y López Escarré, quien osara desafiar al rostro de Guevara ni siquiera es mencionado en medios. La ultraderecha, tan conservadora como siempre, prefiere aquello del mejor malo conocido...

Y el caso patético, la Unidad Social Cristiana, incluso pautando en medios sin mencionar candidato con el fin de generar la expectativa, la nostalgia y el olvido necesarios para lograr el milagro de la resurrección de la mano del hijo del Doctor. No hay corrupción posible, no hay cuestionamiento válido, solo queda la esperanza de la reconstrucción partidaria de la mano del líder, visto en estos momentos con una perspectiva casi mesiánica, dado el descalabro del 2006.

¿Partidos políticos nuevos? Uno solo ha logrado atención en medios... la Alianza Patriótica, que en realidad no ofrece tampoco novedad alguna, pues aparece como el rejuntado de todos los que por un motivo u otro debieron desertar de sus agrupaciones originarias, principalmente el PLN.


En estas condiciones, ¿qué novedad podrá haber en la campaña 2010?, ¿qué propuesta innovadora?, ¿qué liderazgos emergentes?

Aparentemente no habrá nada de eso, y nos dirigimos hacia un refrito, con el mismo guión y pocas variaciones actorales, donde la calidad de la obra pareciera que quedará debiendo a la necesidad de los tiempos, pero que llenará teatros, pues así lo ha querido el elector...
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