La designación de su candidato parece además tema ya listo pues mientras la Asamblea Nacional no se ha reunido y elegido, el eterno candidato de la derecha se ha enfrascado ya en una campaña política "hacia afuera", a la espera de cazar votos del gran electorado.
Sin embargo, en todo este proceso llama la atención la cantidad de fantasmas que rodean a Otto Guevara y que parecen robarle el sueño...
Primero, un precandidato "inexistente" en la opinión pública pero que reta un liderazgo hasta ahora incuestionado, con la gran diferencia -con respecto a otras fuerzas emergentes como el PAC- de que la institucionalidad partidaria no se ha amoldado a esta situación y continúa actuando como si ya todo estuviera decidido, lo cual ratifica una imagen de partido pequeño y caudillista; imagen nada favorecedora para presentar ante el gran electorado.

Segundo el fantasma de Pepe Figueres. Incompresiblemente Otto Guevara ha decidido empezar su campaña política peleando con un muerto. Lo peor del caso es que decidió precisamente pelearse con un muerto que sigue manejando un enorme poder mediáticco en este país y que seguirá siendo visto como el personaje más importante del siglo XX.
Como estrategia política, olvida Guevara que "no hay novia fea ni muerto malo", y se enfrenta a un cobro de la opinión pública, no se vale hablar del que no puede defenderse. Con esta campaña, parece Guevara tratar de apropiarse del discurso de lucha contra la corrupción, que ha sido elemento fundamental del discurso PAC y que será, nuevamente, tema básico en la campaña, dados los sucesos ocurridos con concesiones mineras, empresarios narcos que acompañan comitivas presidenciales, choferes borrachos de alto rango, o extrañoss incendios y manejos en la CNE en épocas de terremoto.
Sin embargo, aunque ese sea el sentido, generar un debate sobre el personaje histórico se convierte en un sinsentido político y más pareciera un intento desesperado de atraer un electorado antiliberacionista (o antiarista) que ideológicamente no pertenece a la derecha libertaria, y que se corre el riesgo de correrse hacia otro de los fantasmas de Otto: Rafael Ángel Calderón.
Si bien es cierto, hay supuestas diferencias entre las posturas libertarias y socialcristianas, para nadie es un secreto que el ansiado nicho de crecimiento de Ottico saldría del PUSC en el tanto este se mantuviera donde lo dejaron Abel y Toledo. Cualquier signo de recuperación de este partido no hace más que hacer más pesado el techo libertario, con lo que difícilmente será posible de romper en esta campaña.
De entrada, inicia Otto perdiendo contra este fantasma, aún en mitad de un juicio por corrupción, Calderón supera a Guevara en las intenciones de voto.
El último fantasma, imperdonable en estos tiempos, es el de la internet. Pautar un comercial en donde se acusa a Ottón Solís de atacar por la espalda y no ser frontal por utilizar un espacio que para Guevara pareciera el limbo, deja mal ubicado a Otto frente a la comunidad internauta.
No citar la fuente, dándole carácter anónimo a una página que no lo es, se convierte en un pecado capital, una desconsideración, y, nuevamente, una falta de tacto político.
En épocas donde cada vez más la información fluye por internet, dando un mayor protagonismo ciudadano, la actitud de Guevara muestra un profundo desinterés o desconocimiento por la dinámica que está marcando cada vez más la web 2.0, difícilmente puede mostrar una imagen de cambio, el candidato que se aferra a las prácticas tradicionales.
Si algo tiene este inicio de campaña de Otto Guevara es una falta de tino politico y un estilo más cercano a bastonazo de ciego que a una convicción de crecimiento o triunfo.
Indudablemente, en pleno siglo XXI, los fantasmas aún asustan y hacen de las suyas...