Más allá de los mecanismos de designación, sean abiertos, cerrados, semiabiertos, o de la naturaleza que sea, un punto quedó claro: para el 2010 los partidos han optado por jugar sus cartas más conservadoras.
Llama la atención este aspecto pues
es común escuchar la queja por el "algo debe cambiar", por la necesidad de sentir un cambio en el panorama nacional.
Pareciera incluso contradictorio: los votantes quieren un cambio, pero con la misma oferta que han recibido en las elecciones pasadas (y lo peor del caso, no en la elección anterior, sino en las dos anteriores en algunos casos).
Liberación Nacional se debatió entre un discurso socialdemócrata, de retorno a los principios fundantes del partido, de la inclusión y el gobierno para las grandes mayorías; sin embargo, el
discurso del continuismo neoliberal arista pudo más. Laura Chinchilla, logró movilizar la maquinaria electoral liberacionista, fuertemente influida por la pareja de
hermanitos, y así se alzó con la candidatura. Incluso, cuando trató de poner distancia del gobierno fue cuando peor la ubicaron las encuestas de opinión. Rectificó y ganó.
Acción Ciudadana, cada vez más alejado de su discurso sobre "una nueva forma de hacer política" y más asimilado a la práctica partidaria tradicional, opta nuevamente por la candidatura de su fundador. Si bien es cierto las figuras de Epsy Campbel
l y Román Macaya intentaron disputarle esra designación, el peso de la tradición y el caudillismo pudo más. La estructura partidaria se movió al ritmo de Ottón y de nonagenarios dirigentes. No hubo espacio para la renovación, por más que la figura de Macaya emerge fresca y limpia de la política partidaria.
Ante este panorama, son cuestionables las posiblidades reales de triunfo de un partido que en sus dos participaciones anteriores ha sido más pequeño que su candidato, con la diferencia de que este sufre ahora del desgaste natural de tanto tiempo en esto, del cobro que los sectores liberales del país le hacen de por oposición al TLC, y del que los sectores progresistas le hacen por no oponerse más fuertemente. En esas condiciones ¿qué posibilidades reales tiene de hacer crecer su candidatura?
El Movimiento Libertario parece partido con dueño, y López Escarré, quien osara desafiar al rostro de Guevara ni siquiera es mencionado en medios. La ultraderecha, tan conservadora como siempre, prefiere aquello del mejor malo conocido...
Y el caso patético, la Unidad Social Cristiana, incluso pautando en medios sin mencionar candidato con el fin de generar la expectativa, la nostalgia y el olvido necesarios para lograr el milagro de la resurrección de la mano del hijo del Doctor. No hay corrupción posible, no hay cuestionamiento válido, solo queda la esperanza de la reconstrucción partidaria de la mano del líder, visto en estos momentos con una perspectiva casi mesiánica, dado el descalabro del 2006.
¿Partidos políticos nuevos? Uno solo ha logrado atención en medios... la Alianza Patriótica, que en realidad no ofrece tampoco novedad alguna, pues aparece como el rejuntado de todos los que por un motivo u otro debieron desertar de sus agrupaciones originarias, principalmente el PLN.
En estas condiciones, ¿qué novedad podrá haber en la campaña 2010?, ¿qué propuesta innovadora?, ¿qué liderazgos emergentes?
Aparentemente no habrá nada de eso, y nos dirigimos hacia un refrito, con el mismo guión y pocas variaciones actorales, donde la calidad de la obra pareciera que quedará debiendo a la necesidad de los tiempos, pero que llenará teatros, pues así lo ha querido el elector...
Lo has dicho. Ciertamente no hay mayor cosa que agregar, pues el panorama luce limpio, claro y definido (y ya se sabe lo que hay detrás de ese hermoso panorama).
ResponderEliminarMientras tanto, creo que volveré al abstencionismo como manera de manifestarme.