Hoy hace 29 años, en lo que sería su última homilía, Oscar Arnulfo Romero plantearía que:
el grano de trigo ha de morir para que dé fruto
Un día antes había hecho su llamado más famoso, más fuerte y más comprometido entre los muchos que hizo para demandar el cese de la represión militar contra la población civil.
La necesidad de detener el funcionamiento de escuadrones de la muerte, de detener las desapariciones, secuestros, torturas, asesinatos...
Sus palabras serían proféticas y él mismo se conformaría en grano de trigo inmolado; sin embargo igual de profético fue su anuncio de la resurrección en el pueblo salvadoreño.
En un aniversario más de su asesinato, vemos el fruto dado, su vigencia en la memoria y en el compromiso de tantos salvadoreños y centroamericanos con la construcción de una sociedad más justa, solidaria, humana e inclusiva.
24 marzo, 2009
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