La noche del pasado 26 de abril, se cumplieron once años del asesinato de Monseñor Juan Girardi, obispo auxiliar de la Diócesis de Guatemala.
Su polémico informe denunciaba que durante los años de guerra civil, la gran mayoría de los casos comprobados de violaciones a los derechos humanos habían provenido del ejército guatemalteco. Esta denuncia firmó su decreto de muerte.
Su caso, confirma que el final de la guerra en Centroamérica no significó la llegada de la paz, pues la construcción de esta pasa por reformas estructurales que suavicen ls condiciones de desventaja y exclusión social de grandes mayorías, que logren imponer los poderes civiles sobre los militares, pero que, fundamentalmente logren construir una verdadera reconciliación nacional, imposible de edificar mientras exista impunidad.
La reconciliación debe construirse paralelamente a la justicia, no ocultando los abusos; y a partir del ejercicio de la memoria, no puede esconderse lo ocurrido, no puede negarse lo pasado, no puede olvidarse...
28 abril, 2009
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Una nueva referencia. Muy buena la imagen.
ResponderEliminarSaludos.