Cuando con sus veinti pocos años, en los años cincuenta del siglo pasado, aquella muchacha nieta de un expresidente, viaja hacia Europa para integrarse como secretaria de la Embajada de Costa Rica en Madrid, probablemente no sospechaba siquiera que muy pocos años después, cambiaría la vida de los diplomáticos por la de los artistas, bohemios y trovadores.
Julia Cortés, o Julita -como sería reconocida- se une a dos europeos amantes de nuestra tradición musical -uno español y otro italiano- para dar forma a lo que sería el principal fenómeno de la música latinoamericana en Europa: El Trío Los Machucambos.
Para los años sesenta, Latinoamérica tiene una presencia privilegiada en Europa, escritores reconocidos, intelectuales destacados y políticos caídos en desgracia, son comunes en las calles, cafés y principales centros de reunión de las metrópolis. En este contexto, la música latinoamericana, llena del exotismo propio del subcontinente, se empieza a hacer un lugar propio y un auditorio importante por aquellos lugares. Los Machucambos serán el grupo guía en este proceso, el que abrirá las puertas de los principales teatros a tan diversos grupos y solistas como los que empezarán a llegar y triunfar especialmente en los años setenta. Julia Cortés sería así la primera costarricense en ser ovacionada por las asistentes al mítico Teatro Olimpia de París.
Con un repertorio que recorría desde México hasta la Patagonia, innumerables ritmos, formas, estilos musicales quedaron eternizados en las más de setecientas canciones grabadas por el trío. Codeados con Aznavour, ganándole primeros lugares en las listas a la Piaf, vendiendo millones de copias de sus discos, alternando con Atahualpa Yupanqui; Los Machucambos recorrieron los más diversos escenarios europeos en un espectáculo que aprendió a combinar diversos elementos: las vestimentas tradicionales de distintos pueblos latinoamericanos pasaron a ser un elemento tan importante como la misma interpretación del texto musical, un elemento que reforzó la presencia escénica y colaboró en la construcción del mito que rodeó a este grupo.
Entre historias de amor y desamor, la nostalgia por la tierra lejana, y música liviana bailada en los salones latinoamericanos de la época, Los Machucambos también encontraron el espacio para la denuncia y la canción política. Por sus voces pasaron desde los chachachás -como su emblemática Ay Pepito- hasta clásicos de la música comprometida que tantos grupos revolucionarios entonaron por aquellos días: Hasta siempre comandante igual encontró espacio en su repertorio.
Profeta en su tierra, Los Machucambos se lograron presentar en los años sesenta una sola vez en Costa Rica. El éxito fue tan grande como el de todos nuestros artistas que se ven obligados a triunfar primero fuera de nuestras fronteras y son reconocidos tras el reconocimiento otorgado por el otro...
Enferma, Julita debió abandonar el grupo a inicios de los setenta, en pleno éxito, giras y rodeada por la fama. No bastó una voz para suplirla: Los Machucambos pasaron a ser cuatro, con dos voces femeninas tratando de hacer las veces de Julita; sin embargo, con su retiro, poco a poco el grupo se fue diluyendo entre tantos otros hasta ser un sobreviviente más, un espacio abierto a la nostalgia que aún camina por escenarios parisinos...
Reencuentros se lograron dos, el último en el año 2005, cuando Costa Rica -con un Auditorio Nacional a reventar- vio por última vez a Julita plantarse descalza -como tantas veces lo hizo- en un escenario e inundar de pedazos de Nuestra América la noche...
El pasado 21 de noviembre, Julita partió, en silencio... y rodeada de un olvido que la hizo merecedora de tan solo esta nota periodística, publicada varios días después de que ya sus cenizas recorrían los Cerros de Escazú, llevadas por los vientos de fin de año...
Para los que quiera mantener vivo el recuerdo, uno de los clásicos de Los Machucambos en la voz de Julita:
02 enero, 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Bueno, Marco, al fin por estos lares blogueros, ¡y ya con varios días y entradas y uno sin saber!
ResponderEliminarBienvenido y un gusto tenerte por aquí.
Desde ya el blog promete, y yo me encargué de hacerle bulla en el mío, lo cual no te asegura lectores casuales, pero sí a lo mejor un par de enemigos (de los cuales no me responsabilizo).
Un abrazo.
Sí Tavo... ya vi en tu blog los compromisos en los que lo ponés a uno, pero que queda... nada más apechugar.
ResponderEliminarHablamos!
creci oyendo, cantando y admirandoa los los machucambos. ya adulta quise saber el destino de julita, quien era, definitivamente, el alma del grupo. La Nacion publico algunos reportajes, creo que en su revista rumbo centroamericano. Fue una alegria enorme el poder ubicarla, de esa manera. Por que la lleve siempre clavadaen mis recuerdos? Solo el misterio tiene la respuesta. Luego disfrute mucho suultima presentacion en el auditorio nacional-gracias a dionisio cabal- y, al morir, la nostalgia que experimente fue profunda.
ResponderEliminarhttp://lightcorte.tumblr.com/post/2983877645/the-great-julita-cortes
ResponderEliminar