06 enero, 2009

Hagiografías II: Los Reyes Magos


La fiesta de la Epifanía dentro del mundo católico se ha celebrado tradicionalmente junto con la adoración de los Reyes Magos.

Si bien se les recuerda por los regalos llevados al niño Jesús, tema que retomaremos adelante, no podemos empezar sin denunciar una responsabilidad históricamente callada que tienen estos personajes: ser responsables indirectos de la matanza de los inocentes. En efecto, si ellos no hubieran pasado antes por donde Herodes diciéndole que se dirigían a adorar al niño rey que había nacido hacía poco, Herodes probablemente no se habría dado cuenta del caso y, por lo tanto, no habría ordenado el asesinato de los niños menores de dos años.

Estos personajes, tan importantes para el comercio de algunos países del mundo cristiano por ser los encargados de repartir regalos a los niños; han logrado sobrevivir gracias a la religiosidad popular y la tradición, pues son personajes marginales dentro de la tradición canónica. En efecto, de los cuatro Evangelios "oficiales" solamente en uno -Mateo- se menciona el pasaje de su visita al Niño. Tan marginales son en esta historia oficial, que sus nombres, procedencia y número tampoco son consignados.

La misma tradición apócrifa escrita no es más clara en cuanto al pasaje de estos Reyes (que no eran reyes, sino sacerdotes zoroastristas probablemente) Magos (que no eran magos, sino astrólogos probablemente). La mayoría de evangelios apócrifos de la natividad y la infancia, al igual que Mateo, solamente mencionan su llegada, adoración y regalos; pero no su procedencia -excepto por el "oriente"-, número ni nombres.

Es en etapas posteriores del cristianismo ya consolidado como religión, que su número quedó fijado en tres para la tradición romana (justificándose este número en las especies de regalos que los relatos mencionan haber sido entregados).

Ya durante la Edad Media es que fueron bautizados como Gaspar, Melchor y Baltazar. Además, claramente con un fin de representar la universalidad del mensaje cristiano, se realizó una "pequeña" modificación en la creencia tradicional sobre el origen de los magos, pues ya no eran necesariamente de Oriente (Persia): ahora los reyes vendrían uno de Europa, otro de Asia y otro de África. En concordancia con lo anterior, el tercer rey mago cambió de color: una vez fijada su procedencia africana, Baltazar empezó a representarse como negro (en la iconografía temprana los tres eran blancos, como puede apreciarse en la primera imagen que acompaña este escrito).

Las edades de los magos, de las que nunca se tuvo constancia, fueron igualmente modificadas para construir el simbolismo de las etapas en la vida del ser humano. Por ello, Gaspar lleva una barba blanca -representa la vejez-, Melchor una barba negra -representa la adultez- y Baltazar no lleva barba -representa la juventud-.

Los regalos, que sí son mencioados enel Evangelio de Mateo como de oro, incienso y mirra, adquieren en este mismo proceso significado, y así se les da simbolismo dentro del canon cristiano. Así, Jesús, considerado rey, dios y hombre, recibe oro -por su carácter real-, incienso -por su carácter divino- y mirra -por su carácter humano-.

La historia de los Reyes Magos muestra claramente la construcción de lo mítico y simbólico en los procesos de consolidación de un pensamiento religioso. La necesidad de fijar significados a sucesos que no necesariamente encierran de por sí el prodigio es clara en este caso. A partir de un hecho marginalmente narrado, se asignan nombres, se asocian simbolismos a los regalos, se definen orígenes geográficos significativos, se definen edades simbólicas, se fija un número cabalístico...

No es casual dentro de este proceso entonces el asociar la fiesta de la Epifanía con la Adoración de los Reyes Magos, a fin de cuentas, ambas constituyen en el imaginario religioso una manifestación del carácter divino de Jesús; y, para una religión incipiente con una vocación evangelizadora y universalista, la llegada de estos "magos" simbólicamente representa la conversión de los pueblos paganos al cristianismo.

Finalmente, es importante hacer notar cómo a pesar de todos los esfuerzos que en los primeros años -y siglos- del cristianismo, en su proceso de formación y consolidación como entidad religiosa diferenciada de su origen judío, la oficialidad episcopal -tantas veces reunida en los primeros Concilios- no logró eliminar por completo las tradiciones apócrifas -tan fuertemente arraigadas en el imaginario popular- apreciándose como finalmente, la religiosidad oficial se ve obligada a ceder en parte y convivir con la religiosidad popular, en un proceso si se quiere dialéctico.

2 comentarios:

  1. El punto más llamativo es el de atribuirles la responsabilidad por la orden de Herodes de asesinar a los niños menores de 2 años. Me gustaría saber cuál fue el lapso entre el paso de estos magos, la orden de Herodes y durante cuánto tiempo se ejecutó esta orden.

    Por lo demás, es cierto que toda religión, o bien las prácticas dentro de una religión, empiezan como prácticas populares, y no es sino posteriormente que se les asigna (o adquieren), un valor simbólico, hasta que la oficialidad se las apropia o devienen ellas mismas oficialidad.

    Saludos.

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  2. Los datos que pedís sería interesantísimo de conocer... lastimosamente ninguna fuente los consigna. De hecho, no hay acuerdo entre la edad del Niño cuando recibió la visita (algunos hagiógrafos hablan de cerca de ocho meses y algunos libros apócrifos hablan de que Jesús ya tenía dos años); y los datos sobre la supuesta matanza de los inocentes es aún más incierta, sobretodo considerando que el hecho no es mencionado por los historiadores romanos de la época (según algunos porque la dimensión del infanticidio no podía ser muy grande, considerando la población probable de aldeas como Belén en esa época).

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