Su primera participación en el año 98, le auguraba un crecimiento importante aunque sin llegar a ser una opción real para ganar la presidencia del país. Las elecciones siguientes confirmaron esta apreciación, pues aunque creció, todo daba la idea de que el Movimiento Libertario había llegado a su techo electoral.
De 1998 a 2002 aumentó significativamente su representación, pasando de uno a seis diputados ante la Asamblea Legislativa. En el 2006, su votación presidencial creció para ubicarlo en una tercera posición –en parte gracias a la debacle del PUSC-, sin embargo no logró aumentar su representación legislativa, manteniendo sus mismos seis diputados. Esto a pesar de lograr el apoyo de diversos movimientos como los partidos Alianza Nacional Cristiana y Unión General, así como el grupo ANFE comandado por el expusc Thelmo Vargas.
Durante el actual período de gobierno, las posturas "inflexibles" de su liderazgo tradicional hacen que su diputada más visible y mejor posicionada ante la opinión pública abandone las filas del partido, situación que en este caso fue mucho más nociva para el partido que la deserción sufrida por el diputado que "gemeleó" su curul durante el período anterior. La salida de Evita Arguedas tras encabezar su papeleta por San José, ser su jefa de fracción y desde esa posición, estar bastante expuesta a los medios de comunicación, significó una baja sensible para los intereses libertarios.
Del mismo modo, una fracción legislativa, anclada en el más duro proyecto liberal, reconocida por su oposición combativa; durante el período de los Hermanos Arias se ha visto bastante desdibujada. Su apoyo casi incondicional al TLC y su agenda de implementación –temas que han dominado la agenda de este gobierno-, han "escondido" a los libertarios dentro del grupo de los 38. Su política de denuncia ha sido minimizada, y su posición política se ha visto mucho más flexible con los actuales diputados. Pareciera que es más difícil ser oposición cuando hay tantas concordancias con el gobierno de turno…
Para el año 2010, se perfila por tercera ocasión la candidatura presidencial de Otto Guevara, personaje ya bastante conocido por la opinión pública, pero que ha mermado considerablemente su presencia en los medios. Como candidato, Guevara mantiene su "sex appeal" y las simpatías de algunos sectores de derecha de este país, sin embargo, se ha convertido ya en una de esas candidaturas eternas en la política costarricense, lo cual le hace perder atractivo entre buena parte de los votantes, para quienes ya Guevara pasa a ser parte de lo "común" entre la política electoral costarricense, perdiendo los libertarios la "frescura" que junto con el PAC le habían dado a las elecciones nacionales.
Del mismo modo, las posturas libertarias, tan radicales en cuanto al tema del libre mercado, la desregulación estatal y demás axiomas de la economía clásica, los Chicago Boy's y la política reaganiana, entran en crisis con la presente recesión económica en los EEUU.
Cuando todas las medidas que toman los gobiernos para enfrentar esta crisis vuelven a poner en primer plano la intervención y regulación de la economía por parte del estado, las posturas libertarias, e incluso su propuesta de medidas para enfrentar la crisis, parecen desfasadas con la realidad circundante.
Los libertarios, tan presentes en los medios para exigir la toma de medidas encajadas en la más ortodoxa teoría liberal, ante cualquier coyuntura político económica que pudiera afectarnos, presentan igualmente un paquete de medidas; sin embargo, no realizan el despliegue mediático usual para estos casos. Probablemente porque conozcan la poca viabilidad que en estos momentos estas posturas tengan, dado el contexto internacional.
Ante este panorama, el Movimiento Libertario deberá reinventarse y reinventar la candidatura incuestionada de Guevara, con el reto enorme de construir nuevos liderazgos en un partido aún pegado a la dupla de Malavassi-Guevara.
En este momento de crisis internacional, cómo volver a captar con sus planteamientos la atención de la derecha costarricense, mucho más arraigada en posiciones que no impliquen riesgos, sino que puedan mantener la mayor estabilidad posible en el estado costarricense y cómo justificar estas posiciones que, en el panorama actual, parecen ir contra toda corriente; se le convierten al Movimiento Libertario en grandes desafíos.
Ante el panorama político costarricense, con una derecha casada con el oficialismo y un PUSC en franca caída, únicas posibles fuentes para aumentar su caudal electoral, pareciera que la moderación de sus posiciones sería la única posibilidad para los libertarios, sin embargo, ¿podrán ir más allá de su dogmatismo característico?
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