01 enero, 2009

Los pretextos necesarios...

Son tan de uso cotidiano que pocas veces reparamos en la estructura de nuestros calendarios.

Asumimos una serie de verdades comunes a partir de las fechas que nuestra cultura ha asignado a ciertos sucesos. Por ello, cuando se acerca diciembre, nos metemos en la dinámica de finalizar un año y empezar uno nuevo.

En términos estrictos, para cada uno de nosotros, la finalización e inicio de año se dan en nuestro cumpleaños, ahí cumplimos una traslación completa y nos volvemos a ubicar en el mismo momento orbital con respecto al sol. Sin embargo, como celebración colectiva, necesaria para sentirnos parte de un grupo, el cumpleaños no funciona. Es demasiado egoísta... Por ello, hay que asumir la fecha que arbitrariamente la colectividad haya fijado como el fin y el inicio de año.

Sin embargo, ¿qué porcentaje de la población mundial está celebrando hoy el inicio de año? Ni siquiera nos preguntamos eso pues asumimos, sin cuestionamiento alguno, que el primero de enero se inicia el año. No puede ser de otro modo. Mas, si restamos la población musulmana, la población judía más tradicionalista, la población hindú, importantes sectores de la cultura china, entre otras; nos daremos cuenta de que no somos tantos los que vemos este día como el inicio de un nuevo año y, que por el contrario, en este ciclo solar, nos faltan una serie de "nocheviejas" y "años nuevos" que para nosotros pasan bastante inadvertidos en su mayoría.

A pesar de esto, hay un valor para la colectividad en esta fecha, y no está mal... Por ello, no es casual que en estas fechas escuchemos a tantos conocidos llenarse de buenos propósitos, de intenciones de enmendar errores, de "no volverlo a hacer", de reencuentros con los amigos que por once meses han sido olvidados y un largo etcétera lleno de las nostalgias que genera en las personas asumir que algo se está acabando y que será una pérdida irreparable.

Personalmente, nunca hago buenos propósitos de año nuevo, principalmente si son aquellos propósitos que se olvidan tan pronto se vuelva a la rutina postfiestas... Creo que estos propósitos deben ser compromisos que tomemos en el lugar y el momento que sea necesario, pues nuestro deber es responder del mejor modo en todas nuestras actividades, no recordar a fin de año que lo podemos hacer mejor.

A pesar de esto, el pretexto de la fecha nos llama a desearle a tanta gente conocida y querida felicidad, y a recordarles el cariño que les guardamos. Dar un abrazo nunca sobra, y cualquier pretexto es bueno para ello...

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